domingo, 16 de septiembre de 2012
La máscara de la belleza.
Los que hayan leido el best Seller El Código da Vinci de Dan Brown recordarán la famosa proporción Phi.
Según Leonardo de Pisa la belleza se basaba en esta proporción. Las distancias entre los distintos elementos de nuestro cuerpo seguían un patrón. Conforme más cerca se encontraba de ese patrón más bello era ese ser humano.
Desde que los griegos buscaran la proporción áurea (phi) en sus estructuras, templos y demás, todos los arquitectos, artistas, pintores han seguido buscándola sistemáticamente en sus obras. Leonardo lo hizo en la Mona Lisa y hasta Eiffel la encontró en su torre de parís, por no hablar de las proporciones de la cruz cristiana o tu cartera, y las tarjetas de crédito. En 1995, en un artículo en el journal perception, el profesor Christopher Green, de la Universidad de Toronto, nos demostró que, en conjunto, no habia evidencias de que el ser humano tuviera ninguna preferencia por la razón áurea por encima de ninguna otra, pero también comentó que muchos otros científicos si habian proporcionado pruebas sugiriendo que dicha preferencia pudiera existir.
Por ello, a pesar de la ciencia, la proporción áurea sigue siendo a dia de hoy un mito (o un misterio), quizá debido a su inexplicable aparición en tantos lugares de la naturaleza.
Existe un campo en el que es relativamente nueva la utilización de las proporciones áureas, la cirugía plástica. El controvertido doctor Stephen Marquardt, después de años de experiencia en el campo de la cirugía plástica y de una búsqueda formal de la belleza física, creó una máscara que aplicada sobre el rostro humano nos muestra las diferencias que existen entre la cara comparada y el supuesto rostro humano perfecto.
A la mente humana le atrae las proporciones en armonía con el ratio de oro, que es 1,618, sus multiplos y submultiplos. En BeatyAnalysis.com ofrecen la posibilidad de descargarse una plantilla con las proporciones faciales de la belleza, que puede usarse para comprobar si un rostro se ajusta al Ratio Divino (golden ratio) o para adaptarlo…
Es evidente que existe una relación entre la belleza (un rostro bello es un rostro agradable, equilibrado) y la proporción áurea. En esa máscara todas las líneas son proporcionales de alguna manera a phi. En la imagen anterior podemos ver qué pasa cuando aplicamos la máscara a un rostro bastante antiguo, que podemos considerar no está influenciado por las modas relativas a la belleza actuales, la reina Nefertiti.
Encaja a la perfección. De hecho encaja casi perfectamente en las que actualmente han sido consideradas las mujeres (y hombres) más bellos del mundo. La máscara para los hombres tiene algunas diferencias, sobre todo en cuanto a la mandíbula pero en general el patrón es el mismo.
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